lunes, 30 de junio de 2008

Toloache para enamorar

La Lupe lloraba… lloró toda la noche, por más cobijas que echó sobre sí nomás el frío no se le quitaba, el corazón estaba helado y el vacío se le colaba hasta el mismísimo fondo, y es que de por sí así era lo que se sentía cuando se perdía un amor…
Estaba decidida, ese amor regresaría, la acariciaría por las noches y le diría cuanto la necesita…le dijeron que no, “el toloache, la toloatzin, la tlápaltl, la ponzoña, el tokh’u, la tokéskua quita la gana de comer a los que la toman, emborracha, enloquece perpetuamente y hasta puede matar”… Pero el dolor era intenso, insoportable, lacerante, no podía más y quizá habría una posibilidad… si lo “entoloachaba”
¡Porque si no era pa´ ella, no era pa´ nadie!, así que por si sí o por si no, esa noche lograría que fuera perpetuamente suyo…

Ana Isabel Moreno

Toloache es el nombre común con el que se conoce a varias especies de plantas del género Datura y de las cuales el uso más popular es el de “entoloachar”, que significa dar esta planta a un ser querido para “enamorarlo”, o para “manejarlo” fácilmente. Es muy importante decir, sin embargo, que generalmente las personas ”entoloachadas” son afectadas irreversiblemente en su sistema nervioso o incluso mueren. Pero los toloaches tienen usos medicinales y rituales más interesantes como veremos a continuación.
En México hay once especies de toloaches y dos en particular destacan por su uso: Datura inoxia y D. stramonium. La primera se distribuye desde el centro de México hasta Centroamérica y D. stramonium desde el sur de los Estados Unidos hasta las zonas templadas del centro de México, a ambas se les encuentra en terrenos desmontados, cercanas a ríos y otros cuerpos de agua, en campos de cultivo o en orillas de caminos.
Importancia y uso de los toloaches
Como diría Guillermo Bonfil en su México profundo “cualquier cosa que tiene significado tiene nombre entre la mayoría de los grupos indígenas y campesinos de México”, y el toloache no es la excepción, teniendo nombres especiales en los diversos grupos indígenas de México. Por mencionar sólo algunos ejemplos, entre los aztecas se les conocía como “toloatzin” término que se ha traducido como “cabeza inclinada”. En el Códice de la Cruz- Badiano se nombra a D. inoxia como “tolohuaxihuitl” y a D. stramonium “tlápatl”. Los mayas las conocen como “mehen-tohk’u”, los cora les llaman “cheerixa”, los huicholes les dicen “kieri o kiari”, los tarahumara “de kúba”, los zuni “aneglaky´a” y los purhépecha “tokéskua”. Otros nombres usados son “chamico”, “nazacul”, “tlapa”, “hierba hedionda”, “hierba del diablo”, “estramonio”, “higuera del infierno” y “totomache”.
Todas las partes de los toloaches, pero principalmente las semillas y las hojas producen alcaloides como la atropina, la escopolamina y la hyosciamina, que constituyen defensas químicas contra animales herbívoros. Sólo algunas pocas especies de consumidores toleran a los alcaloides. Son precisamente los alcaloides los componentes de los toloaches que afectan el sistema nervioso del ser humano.
Las Daturas son muy relevantes por su valor en la medicina tanto indígena como occidental y en algunos rituales indígenas, debido a que sus alcaloides tienen efectos en el sistema nervioso humano, determinando dilatación de la pupila, sedación, acción antiespasmódica y bronco-dilatación.
En la medicina tradicional los aztecas usaban D. inoxia como analgésico, para provocar alucinaciones visuales y en ungüentos y lociones de aplicación externa para curar cortadas, úlceras y heridas. Actualmente los cora de Jalisco y Nayarit usan los toloaches para tratar hinchazones. Para ello machacan las hojas agregando orines de alguna persona y untan el emplasto en la parte afectada. Los yaqui hierven las hojas y las toman para aliviar los dolores de parto. Carlos Castañeda refiere en su “Viaje a Ixtlán”, el uso de esta planta (por Don Juan) en relación con la adquisición de un poder aliado debido a la capacidad de la “hierba del diablo” para producir etapas de percepción peculiar en los seres humanos.
Los zuni de Nuevo México, las emplean por sus efectos analgésicos para mitigar el dolor durante operaciones menores, reacomodar huesos y para limpiar heridas ulceradas. También es la planta alucinógena más importante; los sacerdotes mastican sus raíces para pedir a los muertos que intercedan ante los espíritus para que llueva. Los yokut de California dan esta planta a los adolescentes para asegurarles una vida buena y sana. D. stramomium fue usada por los indígenas de Virginia, en ritos de iniciación de los jóvenes, quienes eran recluidos por largos períodos. Se les daba esta planta para que “desvivieran” su vida anterior y al comenzar su vida de hombres adultos perdieran toda la memoria de su niñez.
Algunas personas agregan toloache al mezcal para incrementar sus efectos embriagantes y al “tesgüino” (bebida fermentada de maíz) para propiciar buenos sentimientos y visiones. También se usa para purificar la casa y para encontrar cosas pérdidas.
En la medicina occidental se usa como narcótico y antiespasmódico; en dosis pequeñas tiene efectos sedativos y es el ingrediente de algunas preparaciones para dormir que no generan adicción. La escopolamina es el principal alcaloide para detener los ataques asmáticos y se han preparado diversos medicamentos con ese fin. Puede incluso fumarse un cigarro de toloache con estos fines; el mecanismo exacto con el que actúa es incierto, pero se cree que la escopolamina administrada en esta forma, relaja los bronquiolos de los pulmones. Además, la escopolamina es útil para combatir algunas manifestaciones del mal de Parkinson.

Ana Isabel Moreno y Leonor Solis
Centro de Investigaciones en Ecosistemas
Publicado en el Suplemento Pluralia de La Jornada Michoacán
29 de marzo del 2008

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